domingo, 2 de diciembre de 2007

Usas el palo

Apuntas cuidadosamente con el palo, como si se tratara de un fusil. ¡Pum!, gritas. El chií cae al suelo. Te acercas a él. Está muerto. Un rato después tienes que abatir a otro intruso, que es sólo el primero -o el segundo- de muchos. Te pasas la noche gritando "pum" y matando chiíes (menos cada vez que te quedas sin balas, que gritas "click").

Al salir el sol, cuentas más de doscientos rebeldes muertos. Seguro que te concederán una medalla al valor judío por esto. Te sientas a descansar un rato, pero no llevas ni diez minutos sentado cuando aparece una patrulla de soldados estadounidenses. Miran primero los cadáveres que hay por todas partes, luego reparan en ti, que estás al pie de la palmera que has protegido toda la noche. Uno de los yanquis se acerca a ti con cautela, mascando chicle, y te pregunta:

-Are you Santa?

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- Dices que sí.
- Dices que no.

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