domingo, 2 de diciembre de 2007

Dices que no

¡No!, gritas. Luego dices "pum" repetidas veces y acabas con todos ellos. Armado con tu palo, instauras una teocracia rabínica en el desierto y esclavizas a las buenas gentes, que se ven obligadas a satisfacer todos tus caprichos, pues tienes el poder del Santo Palo de madera. Es bueno ser rey.

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