lunes, 3 de diciembre de 2007

Entras en el burdel

Entras en el burdel. Es un mundo de luz y de color. Diversas meretrices se pasean mostrando sus encantos a la concurrencia, que está formada por un número indeterminado de patanes borrachos. Un enano toca el piano. Para disimular, te acercas a la barra y pides un whisky. Pides al camarero que no se lleve la botella, por hacerte el duro. Estás trasegando la bebida cuando se te aproxima una prostituta de belleza sobrenatural, que te susurra: "Hola, marinero". Luego pone su mano en tu entrepierna y te dice "vaya mástil más duro". Parece que se queda sin sutilezas, porque lo siguiente que te dice es que subáis a follar.

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- Subes con ella, pero sólo a hablar (no te lo crees ni tú).
- Rompes la botella de whisky en la cabeza de la prostituta.

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