lunes, 3 de diciembre de 2007

Ignoras la erección

Decidido a continuar con tu aburrida existencia, apartas la vista de la ventana y te sientas a degustar tu desayuno kosher. Devoras los cereales con apetito canino. Pronto has perdido la erección, pues ya no eres un chaval. Das gracias al Señor por los dones recibidos.

Después de desayunar, sales de casa y te diriges a la sinagoga. En una calle se te acerca una niña y te pide un penique.

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- Se lo das.
- La matas.

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