Refiriéndote al cadáver, preguntas: "¿Conoce al caballero muerto?". Y así, sin saberlo, pronuncias la milenaria contraseña con la que se identifican los adoradores del Diablo. Al joven satánico se le ilumina la cara y responde: "Voy a su boda el sábado". Tú no entiendes nada, claro está, y te asustas, pero el joven empieza a contarte la problemática de su colectivo y tú, como buen rabino, escuchas pacientemente. Dos horas después, te ofrece mantener relaciones sexuales con él.
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- Aceptas, Dios quiere que pases por esta prueba.
- Rehúsas amablemente.
lunes, 3 de diciembre de 2007
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