Los policías te esposan a la vista de todos. La niña parece feliz. A petición de un transeúnte, los agentes de la ley prueban sus nuevos táseres contra ti. Luego te conducen a comisaría.
La comisaría, como todo edificio gubernamental, es fría, gris y poco poética. Quizás los despachos sean bonitos, pero tú no llegas a saberlo, pues te llevan directamente a una celda. Dentro de ella hay un cadáver y un miembro de las Juventudes Satánicas, que te observa con recelo.
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- Esperas.
- Entablas conversación con el joven antisistema.
lunes, 3 de diciembre de 2007
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