lunes, 3 de diciembre de 2007

Rehúsas amablemente

"No, gracias, me duele un poco la vesícula", dices. El joven parece entristecido por tu decisión, pero como buen antifascista la respeta. "Ya que no quieres follar, será mejor que escapemos, que he quedado", te dice de pronto. Tú asientes, por seguirle la corriente, pero él saca una tiza que llevaba escondida (puesto que esto es un libro infantil, no diremos dónde) y dibuja una estrella de cinco puntas en el suelo, de forma que el cadáver quede en el centro. "Oh, Señor de las Tinieblas, derriba los muros de mi prisión", exclama con voz de barítono. Y "Satanás ex machina", la pared se derrumba y el joven corre hacia la libertad.

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- Huyes tú también.
- Actúas como Sócrates y te quedas sentado en la celda.

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