Coges un palo que encuentras tirado en el suelo, seguramente sobrante de la valla. Te lo pones al hombro y haces como que eres un soldado fiero y peligroso. Se hace de noche y pronto está oscuro como en el interior de un camello. Tus sentidos judíos están alerta. De pronto, escuchas un ruido a unos metros de ti. Agudizas la vista y descubres que un chií trata de escalar la valla.
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- Usas el palo.
- Le pides amablemente que desista de su actitud.
domingo, 2 de diciembre de 2007
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